PART 15
AL ISRAA'
¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el
Misericordioso!
[17.1] ¡Gloria a Quien hizo viajar a
Su Siervo de noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana, cuyos
alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos! Él
es Quien todo lo oye, todo lo ve.
[17.2] Dimos a Moisés la Escritura e
hicimos de ella dirección para los Hijos de Israel: «¡No toméis
protector fuera de Mí,
[17.3] descendientes de los que llevamos
con Noé!» Éste fue un siervo muy agradecido.
[17.4] Decretamos en la Escritura respecto
a los Hijos de Israel: Ciertamente, corromperéis en la tierra dos veces y os
conduciréis con gran altivez.
[17.5] Cuando, de las dos amenazas, se
cumpla la primera, suscitaremos contra vosotros a siervos Nuestros, dotados de
gran valor y penetrarán en el interior de las casas. Amenaza que se cumplirá».
[17.6] Más tarde, os permitimos
desquitaros de ellos. Os dimos más
hacienda e hijos varones e hicimos de vosotros un pueblo numeroso.
[17.7] El bien o mal que hagáis
redundará en provecho o detrimento vuestro.
«Cuando se cumpla la última amenaza, os afligirán y
entrarán en el Templo como entraron una vez primera y exterminarán
todo aquello de que se apoderen».
[17.8] Quizá vuestro Señor
se apiade de vosotros. Pero, si
reincidís, Nosotros también reincidiremos.
Hemos hecho de la gehena cárcel para los infieles.
[17.9] Este Corán dirige a lo que
es más recto y anuncia a los creyentes que obran bien la buena nueva de
una gran recompensa,
[17.10] y que a los que no creen en la otra
vida les hemos preparado un castigo doloroso.
[17.11] El hombre invoca el mal con la
misma facilidad con que invoca el bien: el hombre es muy precipitado...
[17.12] Hemos hecho de la noche y del
día dos signos. Hemos apagado el signo
de la noche y hecho visible el signo del día, para que busquéis favor de
vuestro Señor y sepáis el número de años y el
cómputo: todo lo hemos explicado detalladamente.
[17.13] Hemos asignado a cada hombre su
suerte, y el día de la Resurrección le sacaremos una Escritura
que encontrará desenrollada:
[17.14] «¡Lee tu Escritura !
¡Hoy bastas tú para ajustarte cuentas!»
[17.15] Quien sigue la vía recta la
sigue, en realidad, en provecho propio, y quien se extravía, se
extravía, en realidad, en detrimento propio.
Nadie cargará con la carga ajena. Nunca
hemos castigado sin haber mandado antes a un enviado.
[17.16] Cuando queremos destruir una
ciudad, ordenamos a sus ricos y ellos se entregan en ella a la iniquidad. Entonces, la sentencia contra ella se cumple y la
aniquilamos.
[17.17] ¡A cuántas
generaciones hemos hecho perecer después de Noé! Tu Señor está
suficientemente informado de los pecados de Sus siervos, los ve suficiente
mente.
[17.18] Si alguien desea la vida fugaz,
Nosotros nos apresuraremos a darle en ella lo que queremos -y a quien queremos. Luego, le destinamos la gehena, donde
arderá denigrado, desechado.
[17.19] Al creyente que desee la otra vida
y se esfuerce por alcanzarla, se le reconocerá su esfuerzo.
[17.20] A unos y a otros, a todos, les
concederemos en abundancia de los dones de tu Señor. ¡Los dones de tu Señor no se niegan a
nadie!
[17.21] ¡Mira cómo hemos
preferido a unos más que a otros! En la otra vida habrá, no
obstante, categorías más elevadas y una mayor distinción.
[17.22] No pongas junto con Alá a
otro dios; si no, te encontrarás denigrado, abandonado.
[17.23] Tu Señor ha decretado que no
debéis servir sino a Él y que debéis ser buenos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos envejecen en tu casa, no
les digas: «¡Uf!» y trates con antipatía, sino sé cariñoso
con ellos.
[17.24] Por piedad, muéstrate deferente con
ellos y di: «¡Señor, ten misericordia de ellos como ellos la
tuvieron cuando me educaron siendo niño!»
[17.25] Vuestro Señor conoce bien
vuestros pensamientos. Si sois justos... Él es indulgente con los que se
arrepienten sinceramente.
[17.26] Da lo que es de derecho al
pariente, así como al pobre y al viaiero, pero sin prodigarte demasiado,
[17.27] que los pródigos son
hermanos de los demonios, y el Demonio es desagradecido para con su
Señor.
[17.28] Si, buscando una misericordia
venida de tu Señor, que esperas, tienes que apartarte de aquéllos, diles,
al menos, una palabra amable.
[17.29] No lleves la mano cerrada a tu
cuello, ni la extiendas demasiado; si no, te encontrarás censurado,
falto de recursos.
[17.30] Tu Señor dispensa el
sustento a quien Él quiere: a unos con largueza, a otros con mesura. Está bien informado de Sus siervos, les ve
bien.
[17.31] ¡No matéis a vuestros hijos
por miedo a empobreceros! Somos Nosotros Quienes les proveemos, y a vosotros
también. Matarles es un gran pecado.
[17.32] ¡Evitad la
fornicación: es una deshonestidad! ¡Mal camino...!
[17.33] No matéis a nadie que Dios haya
prohibido, sino con justo motivo. Si se mata a
alguien sin razón, damos autoridad a su pariente próximo, pero
que éste no se exceda en la venganza. Se le
auxiliará.
[17.34] No toquéis la hacienda del huérfano
sino de manera conveniente hasta que alcance la madurez.
¡Cumplid todo compromiso, porque se pedirá cuenta de él!
[17.35] Cuando midáis, dad la medida
justa y pesad con una balanza exacta. Es mejor
y da muy buen resultado.
[17.36] No vayas tras algo de lo que no
tienes ningún conocimiento. Del
oído, de la vista, del intelecto, de todo eso se pedirá cuenta.
[17.37] No vayas por la tierra con
insolencia, que no eres capaz de hender la tierra, ni de alzarte a la altura de
las montañas.
[17.38] Tu Señor detesta lo malo que
en ello hay.
[17.39] Esto forma parte de la
sabiduría que tu Señor te ha inspirado.
No pongas junto con Alá a otro dios; si no, serás precipitado en
la gehena, censurado, desechado.
[17.40] ¿Es que vuestro
Señor, que ha escogido daros hijos varones, iba a tomar para Sí
hijas de entre los ángeles? Decís, en verdad, algo muy grave.
[17.41] Hemos expuesto en este Corán
para que se dejen amonestar, pero esto no hace sino acrecentar su repulsa.
[17.42] Di: «Si hubiera dioses
además de Él, como dicen, buscarían un camino que les
condujera hasta el Señor del Trono.
[17.43] ¡Gloria a Él!
¡Está por encima de lo que dicen!»
[17.44] Le glorifican los siete cielos, la
tierra y sus habitantes. No hay nada que no
celebre Sus alabanzas, pero no comprendéis su glorificación. Él es benigno, indulgente.
[17.45] Cuando recitas el Corán,
tendemos un velo opaco entre ti y los que no creen en la otra vida,
[17.46] velamos sus corazones y endurecemos
sus oídos para que no lo entiendan.
Cuando invocas en el Corán a tu Señor Solo, vuelven la espalda en
repulsa.
[17.47] Nosotros sabemos bien lo que
escuchan cuando te escuchan o cuando están en conciliábulos,
cuando dicen los impíos: «No seguís sino a un hombre hechizado».
[17.48] ¡Mira a qué te comparan! Se
extravían y no pueden encontrar camino.
[17.49] Dicen: «Cuando seamos huesos y
polvo, ¿es verdad que se nos resucitará a una nueva
creación?»
[17.50] Di: «Aunque seáis piedra,
hierro
[17.51] o cualquier sustancia que imaginéis
difícil...» Dirán: «¿Y
quién nos volverá!» Di: «Quien os creó una vez primera». Y, sacudiendo la cabeza hacia ti, dirán:
«¿Cuándo?» Di: «Tal vez pronto».
[17.52] El día que os llame,
responderéis alabándole y creeréis no haber permanecido sino poco tiempo.
[17.53] Di a Mis siervos que hablen de la
mejor manera que puedan. El Demonio siembra la
discordia entre ellos. El Demonio es para el
hombre un enemigo declarado.
[17.54] Vuestro Señor os conoce bien. Si quiere, se apiadará de vosotros y, si
quiere, os castigará. No te hemos
enviado para que seas su protector.
[17.55] Tu Señor conoce bien a
quienes están en los cielos y en la tierra.
Hemos preferido a unos profetas más que a otros.
Y dimos a David Salmos.
[17.56] Di: «¡Invocad a los que, en
lugar de Él, pretendéis! ¡No pueden evitaros la desgracia ni
modificarla!»
[17.57] Los mismos a quienes invocan buscan
el medio de acercarse a su Señor.
Esperan en Su misericordia y temen Su castigo.
El castigo de tu Señor es temible.
[17.58] No hay ninguna ciudad que no
destruyamos o que no castiguemos severamente antes del día de la
Resurreción. Está anotado en la
Escritura.
[17.59] No Nos ha impedido obrar milagros
sino que los antiguos los desmintieran. Dimos
la camella a los tamudeos como milagro palpable, pero obraron impíamente
con ella. No obramos los milagros sino para
atemorizar.
[17.60] Y cuando te dijimos: «Tu
Señor cerca a los hombres». No hicimos
del sueño que te mostramos y del árbol maldito mencionado en el
Corán sino tentación para los hombres.
Cuanto más les amedrentamos, más aumenta su rebeldía.
[17.61] Y cuando dijimos a los
ángeles: «¡Prosternaos ante Adán!».
Se prosternaron, excepto Iblis, que dijo: «¿Voy a prosternarme ante
quien has creado de arcilla?»
[17.62] Dijo: «¿Qué Te parece?
Éste es aquél a quien has honrado más que a mí. Si me remites hasta el día de la
Resurrección, dominaré a todos sus descendientes, salvo a unos pocos».
[17.63] Dijo: «¡Vete! La gehena
será amplia retribución para ti y para tus secuaces.
[17.64] ¡Ahuyenta con tu voz a todos
los que puedas! ¡Atácales con tu caballería y con tu
infantería! ¡Asóciate a ellos en la hacienda y en los
hijos! ¡Promételes!». Pero el Demonio no
les promete sino falacia.
[17.65] «Pero no tienes ninguna autoridad
sobre Mis siervos». ¡Tu Señor
basta como protector!
[17.66] Vuestro Señor es Quien, para
vosotros, hace que surquen las naves el mar, para que busquéis Su favor. Es misericordioso con vosotros.
[17.67] Si sufrís una desgracia en
el mar, los que invocáis se esfuman, Él no. Pero, en cuanto os salva llevándoos a tierra firme, os
apartáis. El hombre es muy
desagradecido.
[17.68] ¿Estáis, pues, a
salvo de que Alá haga que la tierra os trague o de que envíe
contra vosostros una tempestad de arena? No podrías encontrar protector.
[17.69] ¿O estáis a salvo de
que lo repita una segunda vez, enviando contra vosotros un viento huracanado y
anegándoos por haber sido desagradecidos? No encontraríais a
nadie que, en vuestro favor, Nos demandara por ello.
[17.70] Hemos honrado a los hijos de
Adán. Los hemos llevado por tierra y por
mar, les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido
marcadamente a muchas otras criaturas.
[17.71] El día que llamemos a todos
los hombres con su Libro, aquéllos a quienes se dé su Escritura en la diestra,
ésos leerán su Escritura y no serán tratados injustamente en lo
más mínimo.
[17.72] Quien haya estado ciego en esta
vida continuará ciego en la otra y aún se extraviará
más del Camino.
[17.73] En verdad, casi han conseguido
desviarte de lo que te habíamos revelado, con objeto de que inventaras
contra Nosotros otra cosa. Te habrían
tomado como amigo.
[17.74] Si no te hubiéramos confirmado,
casi te habrías arrimado algún poco hacia ellos.
[17.75] Te habríamos hecho gustar el
doble en la vida y el doble en la muerte. Y no
habrías encontrado quien te auxiliara contra Nosotros.
[17.76] En verdad, casi te incitaron a huir
del país con objeto de hacerte salir de él -en ese caso no se
habrían quedado en él después de ti sino por poco tiempo-,
[17.77] lo mismo que ocurrió con los
enviados que mandamos antes de ti, práctica Nuestra que
encontrarás inmutable.
[17.78] Haz la azalá al ocaso hasta
la caída de la noche, y la recitación del alba, que la
recitación del alba tiene testigos.
[17.79] Parte de la noche, vela:
será para ti una obra supererogatoria.
Quizá tu Señor te resucite a un estado digno de encomio.
[17.80] Y di: «¡Señor!
¡Hazme entrar bien, hazme salir bien! ¡Concédeme, de Ti, una
autoridad que me auxilie!»
[17.81] Y di: «¡Ha venido la Verdad y
se ha disipado lo falso! ¡Lo falso tiene que disiparse!»
[17.82] Hacemos descender, por medio del
Corán, lo que es curación y misericordia para los creyentes, pero
esto no hace sino perder más a los impíos.
[17.83] Cuando agraciamos al hombre, éste
se desvía y se aleja. Pero, si sufre un
mal, se desespera.
[17.84] Di: «Cada uno obra a su modo, pero
vuestro Señor conoce bien al que va mejor dirigido por el Camino».
[17.85] Te preguntan por el espíritu. Di: «El espíritu procede de la orden de mi
Señor». Pero no habéis recibido sino
poca ciencia.
[17.86] Si quisiéramos, retiraríamos
lo que te hemos revelado y no encontrarías quien te protegiera en esto
contra Nosotros.
[17.87] No es sino una misericordia venida
de tu Señor, Que te ha favorecido grandemente.
[17.88] Di: «Si los hombres y los genios se
unieran para producir un Corán como éste, no podrían conseguirlo,
aunque se ayudaran mutuamente».
[17.89] En este Corán hemos expuesto
a los hombres toda clase de ejemplos. Pero la
mayoría de los hombres no quieren sino ser infieles.
[17.90] Y dicen: «No creeremos en ti hasta
que nos hagas brotar un manantial de la tierra,
[17.91] o que tengas un jardín con
palmeras y vides entre los que hagas brotar caudalosos arroyos,
[17.92] o que, como pretendes, hagas caer
sobre nosotros parte del cielo o nos traigas en tu apoyo a Alá y a los
ángeles,
[17.93] o que tengas una casa suntuosa, o
te eleves en el aire. Pero tampoco vamos a
creer en tu elevación mientras no nos hagas bajar una Escritura que
podamos leer». Di: «¡Gloria a mi
Señor! ¿Y qué soy yo sino un mortal, un enviado?»
[17.94] No ha impedido a los hombres creer
cuando les ha llegado la Dirección sino el haber dicho: «¿Ha
mandado Alá a un mortal como enviado?»
[17.95] Di: «Si hubiera habido en la tierra
ángeles andando tranquilamente, habríamos hecho que les bajara
del cielo un ángel como enviado».
[17.96] Di: «Alá basta como testigo
entre yo y vosotros. Está bien
informado sobre Sus siervos, les ve bien».
[17.97] Aquél a quien Alá dirige
está bien dirigido. Pero no
encontrarás amigos, fuera de Él, para aquéllos a quienes
Él extravía. Les congregaremos
el día de la Resurrección boca abajo, ciegos, mudos, sordos. Tendrán la gehena por morada. Siempre que el fuego vaya a apagarse, se lo
atizaremos.
[17.98] Ésa será su
retribución por no haber creído en Nuestros signos y por haber
dicho: «Cuando seamos huesos y polvo, ¿es verdad que se nos
resucitará a una nueva creación?»
[17.99] ¿Es que no ven que
Alá, Que ha creado los cielos y la tierra, es capaz de crear semejantes
a ellos? Les ha señalado un plazo indubitable, pero los impíos no
quieren sino ser infieles.
[17.100] Di: «Si poseyerais los tesoros de
misericordia de mi Señor, entonces, los retendríais por miedo de
gastarlos». El hombre es tacaño...
[17.101] Dimos a Moisés nueve signos claros. Pregunta a los Hijos de Israel qué pasó,
cuando vino a ellos y Faraón le dijo: «¡Moisés! ¡Yo creo,
sí, que estás hechizado!»
[17.102] Dijo: «Tú sabes bien que
sólo el Señor de los cielos y de la tierra ha hecho bajar éstos
como pruebas evidentes. ¡Yo creo,
Faraón, sí, que estás perdido!»,
[17.103] Quiso ahuyentarles del país
y le anegamos con todos los suyos.
[17.104] Y, después de él, dijimos a los
Hijos de Israel: «Habitad la tierra y, cuando se cumpla la promesa de la otra
vida, os llevaremos en tropel».
[17.105] Lo hemos hecho descender con la
Verdad y con la Verdad ha descendido. No te
hemos enviado sino como nuncio de buenas nuevas y como monitor.
[17.106] Es un Corán que hemos
dividido para que lo recites a la gente reposadamente.
Lo hemos revelado de hecho.
[17.107] Di: «Creáis en él o no,
quienes han y recibido de antes la Ciencia, cuando les es recitado, caen
prosternados, rostro en tierra,
[17.108] y dicen: '¡Gloria a nuestro
Señor! ¡Se ha cumplido, sí, la promesa de nuestro
Señor!'
[17.109] Y continúan rostro en
tierra, llorando y creciendo en humildad».
[17.110] Di: «¡Invocad a 'Alá'
o invocad al 'Compasivo'! Como quiera que invoquéis, Él posee los
nombres más bellos». No hagas la
azalá en voz demasiado alta, ni demasiado baja, sino con voz moderada.
[17.111] Y di: «¡Alabado sea
Alá, Que no ha adoptado un hijo, ni tiene asociado en el dominio, ni
amigo frente a la humillación!» ¡Y ensalza Su grandeza!
AL KAHFI
¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el
Misericordioso!
[18.1] ¡Alabado sea Alá, que
ha revelado la Escritura a Su siervo y no ha puesto en ella tortuosidad,
[18.2] sino que la ha hecho recta, para
prevenir contra una grave calamidad que procede de Él, anunciar a los
creyentes que obran bien que tendrán una bella recompensa,
[18.3] en la que permanecerán para
siempre,
[18.4] y para advertir a los que dicen que
Alá ha adoptado un hijo!
[18.5] Ni ellos ni sus predecesores tienen
ningún conocimiento de eso. ¡Qué
monstruosa palabra la que sale de sus bocas! No dicen sino mentira.
[18.6] Tú quizá te consumas
de pena, si no creen en esta historia, por las huellas que dejan.
[18.7] Hemos adornado la tierra con lo que
en ella hay para probarles y ver quién de ellos es el que mejor se porta
[18.8] Y, ciertamente, haremos de su
superficie un sequeral.
[18.9] ¿Crees que los de la caverna
y de ar-Raqim constituyen una maravilla entre Nuestros signos?
[18.10] Cuando los jóvenes, al
refugiarse en la caverna, dijeron: «¡Señor! ¡Concédenos una
misericordia de Ti y haz que nos conduzcamos correctamente!»
[18.11] Y les hicimos dormir en la caverna
por muchos años.
[18.12] Luego, les despertamos para saber
cuál de los dos grupos calculaba mejor cuánto tiempo
habían permanecido.
[18.13] Nosotros vamos a contarte su relato
verdadero. Eran jóvenes que
creían en su Señor y a quienes habíamos confirmado en la
buena dirección.
[18.14] Fortalecimos su ánimo cuando
se levantaron y dijeron: «Nuestro Señor es el Señor de los cielos
y de la tierra. No invocaremos a más
dios que a Él. Si no, diríamos
una solemne mentira.
[18.15] Este pueblo nuestro ha tomado
dioses en lugar de tomarle a Él.
¿Por qué no presentan alguna autoridad clara en su favor? ¿Hay
alguien que sea más impío que quien inventa una mentira contra
Alá?
[18.16] Cuando os hayáis alejado de
ellos y de lo que, en lugar de Dios, sirven, ¡refugiaos en la caverna!
Vuestro Señor extenderá, sobre vosotros algo de Su misericordia y
dispondrá de la mejor manera de vuestra suerte».
[18.17] Habrías visto que el sol, al
salir, se desviaba de su caverna hacia la derecha y, al ponerse, los rebasaba
hacia la izquierda, mientras ellos estaban en una oquedad de ella. Ése es uno de los signos de Alá. Aquél a quien Alá dirige está bien
dirigido, pero para aquél a quien Él extravía no
encontrarás amigo que le guíe.
[18.18] Les hubieras creído
despiertos cuando, en realidad, dormían.
Les dábamos vuelta a derecha e izquierda, mientras su perro estaba en el
umbral con las patas delanteras extendidas. Si
les hubieras visto, te habrías escapado de ellos, lleno de miedo.
[18.19] Así estaban cuando les
despertamos para que se preguntaran unos a otros.
Uno de ellos dijo: «¿Cuánto tiempo habéis permanecido?» Dijeron:
«Permanecimos un día o menos». Dijeron:
«Vuestro Señor sabe bien cuánto tiempo habéis permanecido. Enviad a uno de vosotros con esta vuestra moneda a
la ciudad. Que mire quién tiene el alimento
más fresco y que os traiga provisión del mismo. Que se conduzca bien y que no atraiga la
atención de nadie sobre vosotros,
[18.20] pues, si se enteraran de vuestra
existencia, os lapidarían u os harían volver a su religión
y nunca más seríais felices».
[18.21] Y así los descubrimos para
que supieran que lo que Alá promete es verdad y que no hay duda respecto
a la Hora. Cuando discutían entre
sí sobre su asunto. Dijeron:
«¡Edificad sobre ellos! Su Señor les conoce bien». Los que prevalecieron en su asunto dijeron:
«¡Levantemos sobre ellos un santuario!»
[18.22] Unos dirán: «Eran tres,
cuatro con su perro». Otros dirán:
«Eran cinco, seis con su perro», conjeturando sobre lo oculto. Otros dirán: «Eran siete, ocho con su
perro». Di: «Mi Señor sabe bien su
número, sólo pocos les conocen».
No discutas, pues, sobre ellos, sino someramente y no consultes sobre ellos a
nadie.
[18.23] Y no digas a propósito de
nada: «Lo haré mañana»,
[18.24] sin: «si Alá quiere». Y, si te olvidas de hacerlo, recuerda a tu
Señor, diciendo: «Quizá mi Señor me dirija a algo que esté
más cerca que eso de lo recto».
[18.25] Permanecieron en su caverna
trescientos años, a los que se añaden nueve.
[18.26] Di: «Alá sabe bien cuánto
tiempo permanecieron. Suyo es lo oculto de los
cielos y de la tierra. ¡Qué bien ve y
qué bien oye! Fuera de Él, los hombres no tienen amigo. Y Él no asocia a nadie en Su
decisión».
[18.27] Recita lo que se te ha revelado de
la Escritura de tu Señor. No hay quien
pueda cambiar Sus palabras y no encontrarás asilo fuera de Él.
[18.28] ¡No rehúyas estar con
los que invocan a su Señor mañana y tarde por deseo de agradarle!
¡No quites los ojos de ellos por deseo del ornato de la vida de
acá! ¡No obedezcas a aquél cuyo corazón hemos hecho que se
despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasión y se conduce
insolentemente!
[18.29] Y di: «La Verdad viene de vuestro
Señor. ¡Que crea quien quiera, y
quien no quiera que no crea!» Hemos preparado para los impíos un fuego
cuyas llamas les cercarán. Si piden
socorro, se les socorrerá con un líquido como de metal fundido,
que les abrasará el rostro. ¡Mala
bebida! Y ¡mal lugar de descanso!
[18.30] Quienes, en cambio, crean y obren
bien... No dejaremos de remunerar a quienes se
conduzcan bien.
[18.31] Para ésos serán los jardines
del edén, por cuyos bajos fluyen arroyos. Se
les adornará allí con brazaletes de oro, se les vestirá de
satén y brocado verdes, estarán allí reclinados en divanes. ¡Qué agradable recompensa y qué bello lugar
de descanso!
[18.32] Propónles la parábola
de dos hombres, a uno de los cuales dimos dos viñedos, que cercamos de
palmeras y separamos con sembrados.
[18.33] Ambos viñedos dieron su
cosecha, no fallaron nada, e hicimos brotar entre ellos un arroyo.
[18.34] Uno tuvo frutos y dijo a su
compañero, con quien dialogaba: «Soy más que tú en
hacienda y más fuerte en gente».
[18.35] Y entró en su viñedo,
injusto consigo mismo. Dijo: «No creo que éste
perezca nunca.
[18.36] Ni creo que ocurra la Hora. Pero, aun si soy llevado ante mi Señor, he
de encontrar, a cambio, algo mejor que él».
[18.37] El compañero con quien
dialogaba le dijo: «¿No crees en Quien te creó de tierra, luego,
de una gota y, luego, te dio forma de hombre?
[18.38] En cuanto a mí, Él es
Alá, mi Señor, y no asocio nadie a mi Señor.
[18.39] Si, al entrar en tu viñedo,
hubieras dicho: '¡Que sea lo que Alá quiera! ¡La fuerza
reside sólo en Alá!' Si ves que yo tengo menos que tú en
hacienda e hijos,
[18.40] quizá me dé Alá algo mejor
que tu viñedo, lance contra él rayos del cielo y se convierta en compo
pelado,
[18.41] o se filtre su agua por la tierra y
no puedas volver a encontrarla».
[18.42] Su cosecha fue destruida y, a la
mañana siguiente, se retorcía las manos pensando en lo mucho que
había gastado en él: sus cepas estaban arruinadas. Y decía: «¡Ojalá no hubiera asociado nadie
a mi Señor!»
[18.43] No hubo grupo que, fuera de
Alá, pudiera auxiliarle, ni pudo defenderse a sí mismo.
[18.44] En casos así sólo
Alá, la Verdad, ofrece amistad.
Él es el Mejor en recompensar y el Mejor como fin.
[18.45] Propónles la parábola
de la vida de acá. Es como agua que
hacemos bajar del cielo y se empapa de ella la vegetación de la tierra,
pero se convierte en hierba seca, que los vientos dispersan. Alá es potísimo en todo.
[18.46] La hacienda y los hijos varones son
el ornato de la vida de acá. Pero las
obras perdurables, las buenas obras, recibirán una mejor recompensa ante
tu Señor, constituyen una esperanza mejor fundada.
[18.47] El día que pongamos en
marcha las montañas, veas la tierra allanada, congreguemos a todos sin
excepción,
[18.48] y sean presentados en fila ante tu
Señor. «Venís a Nosotros como os
creamos por vez primera. Y
¿pretendíais que no íbamos a citaros?»
[18.49] Se expondrá la Escritura y
oirás decir a los pecadores, temiendo por su contenido: «¡Ay de
nosotros! ¿Qué clase de Escritura es ésta, que no deja de enumerar nada,
ni grande ni pequeño?» Allí encontrarán ante ellos lo que
han hecho. Y tu Señor no será
injusto con nadie.
[18.50] Y cuando dijimos a los
ángeles: «¡Prosternaos ante Adán!» Se prosternaron, excepto
Iblis, que era uno de los genios y desobedeció la orden de su
Señor. ¿Cómo? ¿Les
tomaréis, a él y a sus descendientes, como amigos, en lugar de tomarme a
Mí, siendo así que son vuestros enemigos? ¡Qué mal trueque
para los impíos!
[18.51] No les he puesto como testigos de
la creación de los cielos y de la tierra ni de su propia
creación, ni he tomado como auxiliares a los que extravían a
otros.
[18.52] El día que diga:
«¡Llamad a aquéllos que pretendíais que eran Mis asociados!», les
invocarán, pero no les ecucharán.
Pondremos un abismo entre ellos.
[18.53] Los pecadores verán el Fuego
y creerán que se precipitan en él, sin encontrar modo de escapar.
[18.54] En este Corán hemos expuesto
a los hombres toda clase de ejemplos, pero el hombre es, de todos los seres, el
más discutidor.
[18.55] Lo único que impide a los
hombres creer cuando les llega la Dirección y pedir el perdón de
su Señor, es el no admitir que les alcanzará la misma suerte que
a los antiguos o que deberán afrontar el castigo.
[18.56] No mandamos a los enviados sino
como nuncios de buenas nuevas y para advertir.
Los que no creen discuten con argucias para derribar, así, la Verdad, y
toman a burla Mis signos y las advertencias.
[18.57] ¿Hay alguien que sea
más impío que quien, habiéndosele recordado los signos de su
Señor, se desvía luego de ellos y olvida lo que sus manos
obraron? Hemos velado sus corazones y endurecido sus oídos para que no lo
entiendan. Aunque les llames hacia la
Dirección, no serán nunca bien dirigidos.
[18.58] Tu Señor es el Indulgente,
el Dueño de la Misericordia. Si les
diera su merecido, les adelantaría el castigo.
Tienen, sin embargo, una cita a la que no podrán faltar.
[18.59] Hicimos perecer esas ciudades
cuando obraron impíamente, habiendo fijado por anticipado cuándo
iban a perecer.
[18.60] Y cuando Moisés dijo a su mozo: «No
cejaré hasta que alcance la confluencia de las dos grandes masas de agua,
aunque tenga que andar muchos años».
[18.61] Y, cuando alcanzaron su
confluencia, se olvidaron de su pez, que emprendió tranquilamente el
camino hacia la gran masa de agua.
[18.62] Y, cuando pasaron más
allá dijo a su mozo: «¡Trae la comida, que nos hemos cansado con
este viaje!»
[18.63] Dijo: «¿Qué te parece?
Cuando nos refugiamos en la roca, me olvidé del pez -nadie sino el Demonio hizo
olvidarme de que me acordara de él- y emprendió el camino hacia la gran
masa de agua. ¡Es asombroso!»
[18.64] Dijo: «Eso es lo que
deseábamos», y regresaron volviendo sobre sus pasos,
[18.65] encontrando a uno de Nuestros,
siervos a quien habíamos hecho objeto de una misericordia venida de
Nosotros y enseñado una ciencia de Nosotros.
[18.66] Moisés le dijo: «¿Te sigo
para que me enseñes algo de la buena dirección que se te ha
enseñado?»
[18.67] Dijo: «No podrás tener
paciencia conmigo.
[18.68] ¿Y cómo vas a tenerla
en aquello de que no tienes pleno conocimiento?»
[18.69] Dijo: «Me encontrarás, si
Alá quiere, paciente, y no desobedeceré tus órdenes».
[18.70] Dijo: «Si me sigues, pues, no me
preguntes nada sin que yo te lo sugiera».
[18.71] Y se fueron ambos hasta que,
habiendo subido a la nave, hizo en ella un boquete.
Dijo: «¿Le has hecho un boquete para que se ahoguen sus pasajeros?
¡Has hecho algo muy grave!»
[18.72] Dijo: «¿No te he dicho que
no podrías tener paciencia conmigo?»
[18.73] «No lleves a mal mi olvido», dijo,
«y no me sometas a una prueba demasiado difícil».
[18.74] Y reanudaron ambos la marcha, hasta
que encontraron a un muchacho y le mató.
Dijo: «¿Has matado a una persona inocente que no había matado a
nadie? ¡Has hecho algo horroroso!»