SABA'

¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso!

[34.1] ¡Alabado sea Alá, a Quien pertenece lo que está en los cielos y en la tierra! ¡Alabado sea también en la otra vida! Él es el Sabio, el Bien Informado.

[34.2] Sabe lo que penetra en la tierra y lo que de ella sale, lo que desciende del cielo y lo que a él asciende. Él es el Misericordioso, el Indulgente.

[34.3] Los infieles dicen: «La Hora no nos llegará». Di: «¡Claro que sí! ¡Por mi Señor, el Conocedor de lo oculto, que ha de llegaros! No se Le pasa desapercibido el peso de un átomo en los cielos ni en la tierra. No hay nada, menor o mayor que eso, que no esté en una Escritura clara,

[34.4] para retribuir a los que creyeron y obraron bien. Esos tales tendrán perdón y generoso sustento.

[34.5] Quienes, en cambio, se hayan esforzado por dejar sin efecto Nuestros signos, tendrán el castigo de un suplicio doloroso».

[34.6] Quienes han recibido la Ciencia ven que lo que tu Señor te ha revelado es la Verdad y dirige a la vía del Poderoso, del Digno de Alabanza.

[34.7] Los infieles dicen: «¿Queréis que os indiquemos un hombre que os anuncie que, cuando estéis completamente descompuestos, de verdad se os creará de nuevo?»

[34.8] ¿Ha inventado una mentira contra Alá o es un poseso? ¡No, no es así! Los que no creen en la otra vida están destinados al castigo y profundamente extraviados.

[34.9] ¿Es que no ven lo que les rodea en los cielos y en la tierra? Si quisiéramos, haríamos que la tierra se los tragara o que cayera sobre ellos parte del cielo. Ciertamente, hay en ello un signo para todo siervo arrepentido.

[34.10] Dimos a David un favor Nuestro: «¡Montañas! ¡Resonad acompañándole, y vosotros también, pájaros!» Por él, hicimos blando el hierro.

[34.11] «¡Fabrica cotas de malla y mide bien la malla!» ¡Obrad bien! Yo veo bien lo que hacéis.

[34.12] A Salomón el viento, que por la mañana hacía el camino de un mes y por la tarde de otro mes. Hicimos manar para él la fuente de bronce fundido. De los genios, algunos trabajaban a su servicio, con permiso de su Señor. Al que hubiera desobedecido Nuestras órdenes, le habríamos hecho gustar el castigo del fuego de la gehena.

[34.13] Le hacían todo lo que él quería: palacios, estatuas, calderos grandes como cisternas, firmes marmitas. ¡Familiares de David, sed agradecidos! Pero pocos de Mis siervos son muy agradecidos.

[34.14] Y cuando decretamos su muerte, no tuvieron más indicio de ella que la carcoma, que se puso a roer su cayado. Y, cuando se desplomó, vieron claramente los genios que, si hubieran conocido lo oculto, no habrían permanecido tanto tiempo en el humillante castigo.

[34.15] Los saba tenían un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a la izquierda. «¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias! Tenéis un buen país y un Señor indulgente».

[34.16] Pero se desviaron y enviamos contra ellos la inundación de los diques. Y les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos azufaifos.

[34.17] Así les retribuimos por su ingratitud. No castigamos sino al desagradecido.

[34.18] Entre ellos y las ciudades que Nosotros hemos bendecido establecimos otras ciudades, cerca unas de otras, y determinamos el tránsito entre ellas: «¡Id de una a otra, de día o de noche, en seguridad!»

[34.19] Pero dijeron: «¡Señor! ¡Alarga nuestros recorridos!» Y fueron injustos consigo mismos. Los hicimos legendarios y los dispersamos por todas partes. Ciertamente, hay en ello signos para todo aquél que tenga mucha paciencia, mucha gratitud.

[34.20] Iblis confirmó la opinión que se había formado de ellos. Le siguieron todos, menos un grupo de creyentes.

[34.21] No tenía poder sobre ellos. Queríamos sólo distinguir a los que creían en la otra vida de los que dudaban de ella. Tu Señor cuida de todo.

[34.22] Di: «Invocad a los que, en lugar de Alá, pretendéis. No pueden el peso de un átomo en los cielos ni en la tierra, ni tienen allí participación, ni Él encuentra en ellos ayuda.

[34.23] Es inútil interceder por nadie ante Él, excepto por quien Él lo permita. Hasta que, cuando el terror haya desaparecido de sus corazones, digan: '¿Qué ha dicho vuestro Señor?' Dirán: 'La verdad' Él es el Altísimo, el Grande».

[34.24] Di: «¿Quién os procura el sustento de los cielos y de la tierra?» Di: «¡Alá! O nosotros o vosotros, unos siguen la buena dirección y otros están evidentemente extraviados».

[34.25] Di: «Ni vosotros tendréis que responder de nuestros delitos, ni nosotros de lo que hagáis».

[34.26] Di: «Nuestro Señor nos reunirá y fallará entre nosotros según justicia. Él es Quien falla, el Omnisciente».

[34.27] Di: «Mostradme los que Le habéis agregado como asociados. Pero ¡no! El es Alá, el Poderoso, el Sabio».

[34.28] No te hemos enviado sino como nuncio de buenas nuevas y como monitor a todo el género humano. Pero la mayoría de los hombres no saben.

[34.29] Dicen: «¿Cuándo se cumplirá esta amenaza, si es verdad lo que decís?»

[34.30] Di: «Se os ha fijado ya un día que no podréis retrasar ni adelantar una hora».

[34.31] Los infieles dicen: «No creemos en este Corán ni en sus precedentes». Si pudieras ver a los impíos, de pie ante su Señor, recriminándose unos a otros. Los que fueron débiles dirán a los que fueron altivos: «Si no llega a ser por vosotros, habríamos creído».

[34.32] Los que fueron altivos dirán a los que fueron débiles: «¿Somos, acaso, nosotros los que os desviaron de la Dirección cuando se os indicó ésta? ¡No, fuisteis culpables!»

[34.33] Los que fueron débiles dirán a los que fueron altivos: «¡No!, que fueron vuestras maquinaciones de noche y de día, cuando nos instabais a que no creyéramos en Alá y a que Le atribuyéramos iguales...» Y, cuando vean el castigo, disimularán su pena. Pondremos argollas al cuello de los que no hayan creído. ¿Serán retribuidos por otra cosa que por lo que hicieron?

[34.34] No hemos enviado monitor a una ciudad que no dijeran sus ricos: «No creemos en vuestro mensaje».

[34.35] Y que no dijeran: «Nosotros tenemos más hacienda e hijos. No se nos castigará».

[34.36] Di: «Mi Señor dispensa el sustento a quien Él quiere: a unos con largueza, a otros con mesura. Pero la mayoría de los hombres no saben».

[34.37] Ni vuestra hacienda ni vuestros hijos podrán acercaros bien a Nosotros. Sólo quienes crean y obren bien recibirán una retribución doble por sus obras y morarán seguros en las cámaras altas.

[34.38] En cambio, quienes se esfuercen por dejar sin efecto Nuestros signos, serán entregados al castigo.

[34.39] Di: «Mi Señor dispensa el sustento a quien Él quiere de Sus siervos: a unos con largueza, a otros con mesura. No dejará de restituiros ninguna limosna que deis. Él es el Mejor de los proveedores».

[34.40] El día que Él los congregue a todos, dirá a los ángeles: «¿Es a vosotros a quienes servían?»

[34.41] Dirán: «¡Gloria a Ti! Tú eres nuestro Amigo, no ellos. ¡No! Ellos servían a los genios, en los que la mayoría creían».

[34.42] Ese día no podréis ya aprovecharos ni dañaros unos a otros. Y diremos a los impíos: «¡Gustad el castigo del Fuego que desmentíais!»

[34.43] Y cuando se les recitan Nuestras aleyas como pruebas claras, dicen: «éste no es sino un hombre que quiere apartaros de lo que vuestros padres servían». Y dicen: «Esto no es sino una mentira inventada». Y de la Verdad, luego que ha venido ésta a ellos, dicen los infieles: «¡Esto no es sino manifiesta magia!»

[34.44] No les dimos ningunas Escrituras que estudiaran, ni les enviamos a ningún monitor antes de ti.

[34.45] Sus antecesores desmintieron y no han obtenido ni la décima parte de lo que dimos a aquéllos, que desmintieron, no obstante, a Mis enviados. Y ¡cuál no fue Mi reprobación!

[34.46] Di: «Sólo os exhorto a una cosa: a que os pongáis ante Alá, de dos en dos o solos, y meditéis. Vuestro paisano no es un poseso; no es sino un monitor que os previene contra un castigo severo».

[34.47] Di: «El salario que yo pueda pediros ¡quedáoslo! Mi salario no incumbe sino a Alá. Él es testigo de todo».

[34.48] Di: «Mi Señor despide Verdad. Él conoce a fondo las cosas ocultas».

[34.49] Di: «Ha venido la Verdad. Lo falso no crea ni re-crea».

[34.50] Di: «Si me extravío, me extravío, en realidad, en detrimento propio. Si sigo el camino recto, lo debo a lo que mi Señor me revela. Él lo oye todo, está cerca».

[34.51] Si pudieras ver cuando, sobrecogidos de espanto, sin escape posible, sean arrebatados de un lugar próximo.

[34.52] Dirán: «¡Creemos en É1!» Pero ¿como podrán alcanzar estando tan lejos,

[34.53] si antes no creyeron en É y, desde lejos, lanzaban injurias contra lo oculto?

[34.54] Se interpondrá una barrera entre ellos y el objeto de su deseo, como ocurrió antes con sus semejantes: estaban en duda grave.